sábado, 6 de fevereiro de 2010 | Autor:

Querido Mestre, desde hace un tiempo y al regresar de los eventos en los cuales participo, tengo la costumbre de escribir una crónica de viajes que subimos al Blog de la Sede Decana. Se me ocurrió enviarte el que escribí sobre Paramparaná. Si te parece interesante, podés subirlo al Blog. Caso contrario, podés deletearlo sin culpas…
Crónica de viajes: Paramparaná, en las proximidades de Curitiba.

Esta vez fue la ciudad de Curitiba la que nos esperaba para recibirnos con todo el encanto de sus lugares y su gente. Viajé invitado a participar del evento llamado Param-Paraná, una palabra que surge de la fusión de parampará (del sánscrito, literalmente de boca a oído; representa la tradición iniciática por la cual el Maestro le enseña a su discípulo en forma directa) y Paraná que es el estado brasileño donde se encuentra ubicada la ciudad anfitriona.
En realidad, el evento se realizó a unos 30 kilómetros del centro de la ciudad, en el especial hotel La Dolce Vita. Si no comprendiera italiano, al llegar al lugar rápidamente hubiera entendido el porqué de ese nombre. Fueron tres días de dulce vida, en uno de los hoteles que integran el llamado roteiro do charme, expresión que podríamos traducir como la ruta del encanto.
Se trata de un lugar muy grande, con varias lagunas, enclavado en una zona de suaves sierras, lo que da la sensación de transportarnos a la campiña italiana. En las lagunas se puede practicar canotaje y pesca. Hay piscina, sauna, cancha de tenis, salas de juego y un excelente restaurante ubicado en la punta de un muelle, sobre uno de los lagos. Al almorzar o cenar, parece que se estuviera navegando sobre sus aguas.
A mi llegada fui recibido con el cariño propio de los curitibanos. La buena recepción, el almuerzo de bienvenida y el viaje hasta el hotel en compañía de Rogelio, Charles e Isaac, queridos instructores de la Red DeRose, constituyó un adelanto de la alegría que condimentó el evento.
Fui hospedado junto con mi amigo Joris, Presidente de la Federación de Yôga de Santa Catarina, Brasil, en un cuarto decorado con estilo de cabaña, al cual la madera y las cortinas otorgaban un clima cálido y acogedor. En el cuarto vecino se alojaron Fernanda y el Maestro DeRose.
Ese primer día fue el de encontrarse con los amigos, compartir una rueda de alegres mantras, participar de una cena excelente y conversar hasta la madrugada en una noche lluviosa, que ponía el marco ideal para este tipo de encuentros.
La mañana siguiente nos sorprendió con un sol radiante, lo que hizo posible disfrutar de la piscina y el solárium, lugares compartidos con los demás colegas que también estaban deseosos de dorar su piel.
Luego, almuerzo, un par de prácticas, reuniones informales con otros Presidentes de Federación y la cena. Al entrar al restaurante toda mi genética italiana se activó: imaginen una gran mesa con todo tipo de pastas y distintos calderos humeantes con variedades de salsas…, una tentación a la cual no me pude resistir.
Más tarde, el esperado encuentro con DeRose, para escuchar sus palabras, recibir su conocimiento en forma directa y de esa forma mantener vivo el parampará. Fue una charla excelente en la cual se abordaron variados temas. Desde filosofía, pasando por cuestiones profesionales, matizado con anécdotas, preguntas, consultas y comentarios de la atenta platea.
Quiero destacar que este fue el primero de una serie de eventos conmemorativos de los cincuenta años de ejercicio del magisterio de nuestro respetado Maestro.
Al día siguiente, con esa sensación de que ya se termina pero queremos más, continuamos disfrutando del sol, de la piscina, de las comidas excelentes y especialmente sazonadas con cardamomo, cayena, asafétida, jengibre, fenogreco, clavo de olor y demás especias con generosidad.
A media tarde nos encontramos para la despedida, dejando fluir los abrazos, los saludos, con la alegría de sentir la amistad que se vivencia en todo lugar donde el Método DeRose esté presente.
Por la noche, los pocos que habíamos decido extender el encuentro hasta el día siguiente fuimos juntos a cenar a la ciudad de Curitiba, en una cantina italiana en la cual todo era excelente, desde la atención hasta los platos. Fue una buena elección para la última noche.
Ya el lunes nos trajo a cada uno de regreso a su ciudad, a su país, a su realidad de todos los días. Claro que con mucha más alegría, energía y ganas de seguir compartiendo un estilo de vida que coincide con ese camino en el cual se encuentra ubicado el hotel donde estuvimos alojados: se me ocurre decir que ser parte de esta Cultura es ingresar al roteiro do charme…!!!
¡Hasta la próxima!!!

Maestro Edgardo Caramella, Sede Decana, Buenos Aires, Argentina.

  1. Pingback: Param-Paraná 2010 « Blog do Julio Simões

Deixe um comentário